Utilizando el telescopio Gemini Sur, parte del Observatorio Internacional Gemini y operado por NSF NOIRLab, y el telescopio Baade de 6.5 metros en el Observatorio Las Campanas de la Institución Carnegie para la Ciencia, los astrónomos han logrado un hito sin precedentes: la primera observación en infrarrojo cercano de una nova recurrente fuera de la Vía Láctea. Este descubrimiento reveló emisiones químicas extraordinarias y una de las temperaturas más altas jamás registradas en una nova, indicando una erupción excepcionalmente violenta.
Las explosiones de nova ocurren en sistemas estelares binarios donde una enana blanca—el remanente denso de una estrella muerta—acumula material de una estrella compañera hasta desencadenar una explosión termonuclear. Mientras que la mayoría de las novas estallan una sola vez, las novas recurrentes experimentan múltiples erupciones a lo largo del tiempo.
La nova observada, LMC 1968-12a (LMC68), se encuentra en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia satélite de la Vía Láctea. Con un período de recurrencia de aproximadamente cuatro años, LMC68 es una de las novas más frecuentes conocidas. Su última erupción en agosto de 2024 fue detectada primero por el Observatorio Neil Gehrels Swift, seguida de observaciones críticas con el telescopio Magellan Baade nueve días después y el telescopio Gemini Sur 22 días después del estallido.
El telescopio Magellan Baade desempeñó un papel crucial al capturar el espectro infrarrojo cercano de la nova durante su fase ultra caliente. Los datos revelaron una emisión sin precedentes de silicio ionizado, brillando 95 veces más que la luz total del Sol en todas las longitudes de onda. Este hallazgo, combinado con la ausencia de otras firmas elementales esperadas, sugirió una temperatura del gas excepcionalmente alta de 3 millones de grados Celsius (5.4 millones de grados Fahrenheit)—una de las más altas jamás registradas en una nova.
Las condiciones extremas se atribuyen a la baja metalicidad de la Gran Nube de Magallanes, que permite que se acumule más material en la enana blanca antes de la ignición, resultando en una explosión más violenta. Las observaciones del telescopio Magellan Baade proporcionaron información crucial sobre el comportamiento de la nova, respaldando predicciones teóricas sobre el impacto de entornos de baja metalicidad en las erupciones de novas.
Este estudio marca la primera observación espectroscópica en infrarrojo cercano de una nova recurrente extragaláctica, destacando la importancia de telescopios avanzados como Gemini Sur y Magellan Baade para ampliar nuestro entendimiento de estos raros eventos cósmicos.
Publicación científica
Crédito imagen: International Gemini Observatory/NOIRLab/NSF/AURA/M. Garlick, M. Zamani