Investigadores del MIT, entre ellos varios estudiantes universitarios, han descubierto tres de las estrellas más antiguas del Universo, las que viven en nuestro propio vecindario galáctico. Esta investigación fue realizada con datos obtenidos con el telescopio Clay, uno de los gemelos Magallanes del Observatorio Las Campanas, de la Institución Carnegie para la Ciencia.
El equipo descubrió las estrellas en el halo de la Vía Láctea, la nube de estrellas que envuelve todo el disco galáctico principal. Según el análisis del equipo, las tres estrellas se formaron hace entre 12.000 y 13.000 millones de años, cuando las primeras galaxias estaban tomando forma.
Los investigadores han bautizado a las estrellas como SASS (Small Accreted Stellar System stars), ya que creen que cada una de ellas perteneció en su día a su propia galaxia, pequeña y primitiva, que posteriormente fue absorbida por la Vía Láctea, más grande pero aún en crecimiento. En la actualidad, las tres estrellas son todo lo que queda de sus respectivas galaxias. Rodean las afueras de la Vía Láctea, donde el equipo sospecha que puede haber más antiguas supervivientes estelares de este tipo.
“Estas estrellas más antiguas deberían estar ahí, dado lo que sabemos sobre la formación de las galaxias», afirma Anna Frebel, profesora de Física del MIT y parte de la investigación. “Forman parte de nuestro árbol genealógico cósmico. Y ahora tenemos una nueva forma de encontrarlas”, agrega.
A medida que descubran estrellas SASS similares, los investigadores esperan utilizarlas como análogas a las galaxias enanas ultrafinas, que se cree que son algunas de las primeras galaxias supervivientes del universo. Estas galaxias siguen intactas hoy en día, pero están demasiado lejos y son demasiado débiles para que los astrónomos puedan estudiarlas en profundidad. Dado que las estrellas de SASS pueden haber pertenecido alguna vez a galaxias enanas igualmente primitivas, pero se encuentran en la Vía Láctea y, como tales, mucho más cerca, podrían ser una clave accesible para comprender la evolución de las galaxias enanas ultrafinas.
“Ahora podemos buscar más análogas en la Vía Láctea, que son mucho más brillantes, y estudiar su evolución química sin tener que perseguir estas estrellas extremadamente débiles”, afirma Frebel.
La investigación fue publicada en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society (MNRAS).
Extracto de la nota de prensa publicada en la página web del MIT.