El descubrimiento por Edwin Hubble en 1923 de la verdadera naturaleza de la Galaxia de Andrómeda marca un momento crucial en la historia de la astronomía. De un universo limitado a la Vía Láctea, el trabajo de Hubble nos impulsó hacia un vasto cosmos repleto de innumerables galaxias. Al celebrar el centenario de este acontecimiento revolucionario, rendimos homenaje al legado perdurable de Hubble y a sus contribuciones para desentrañar los misterios del universo.
A principios de la década de 1920, la comunidad astronómica estaba inmersa en un animado debate sobre la inmensidad del cosmos. Este desacuerdo fue lo suficientemente importante como para ser objeto de un debate público en Washington, D.C., en el que los astrónomos Harlow Shapley y Heber Curtis discutieron verbalmente sobre si las llamadas "nebulosas espirales" formaban parte de la Vía Láctea o eran galaxias independientes. El descubrimiento de Hubble en 1923 respondió definitivamente a esta pregunta, aunque tardó algo más de un año en comunicarlo a la Sociedad Astronómica Americana.
El descubrimiento de Hubble se basaba en el hallazgo de una estrella variable cefeida, que, según investigaciones anteriores de la "computadora" Henrietta Swan Leavitt de la Universidad de Harvard, podía utilizarse para calcular distancias astronómicas. Al encontrar dicha variable, Hubble sabía que podría determinar la distancia de este objeto. Aunque a menudo se le describe como reservado o taciturno, la emoción de Hubble ante la observación fue palpable, utilizando un raro signo de exclamación para comentar la existencia de la estrella variable, conmemorando para siempre este momento crítico en la historia de la astronomía.
Utilizando la Ley de Leavitt, Hubble pudo calcular que esta estrella variable existía fuera de los límites de nuestra Vía Láctea y que, de hecho, formaba parte de lo que hoy conocemos como galaxia de Andrómeda. Este hallazgo revolucionario echó por tierra la creencia de que el cosmos era relativamente pequeño y supuso el descubrimiento del universo.
En 1929 demostró que el universo está en expansión, lo que condujo al desarrollo de la teoría del Big Bang, una de las piedras angulares de la cosmología moderna. Desde entonces, muchos astrónomos -incluidas algunas luminarias del Carnegie- han perfeccionado un cálculo definitivo de la velocidad de expansión, denominado Constante de Hubble, en honor a su avance inicial.
El trabajo de Edwin Hubble y su histórica placa VAR! siguen siendo un símbolo icónico de la búsqueda de la humanidad por comprender la inmensidad del espacio y continúan inspirando a los astrónomos para explorar los misterios más profundos del universo.